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Hacia la Transición

La transición energética Justa – Amylkar Acosta

La transición minero-energética y el esfuerzo y el interés de la comunidad internacional en el desarrollo de esta temática, cobran mucha importancia para conseguir el fin de hacerle frente al cambio climático.

Presentación y resumen de su contenido:

Hoy en día se está viviendo la 3ra transición energética, puesto que la primera se puede encontrar en el momento donde se inventan las primeras maquinas, pero progresivamente van siendo “mejoradas” y la forma de generar energía para su funcionamiento se fue diversificando, siendo marcada por el uso del carbón (líquido y solido) y por supuesto del petróleo.

La segunda transición surgida a partir del año 1973, después de la guerra de Guerra de Yom Kipur, que desencadeno el embargo del petróleo por los países árabes a los países aliados de Israel, a raíz de este suceso las potencias petroleras deciden ampliar la “matriz energética” e incluyen el gas natural para la producción de energía. La situación actual es bastante compleja, reflejado por la participación en la matriz de cada uno de los sectores de la industria energética y en los impactos ambientales de cada uno de estos y el paradigma de la energía debe estar enfocado en transitar a “una energía asequible, renovable y sostenible para todos”. La comunidad científica, convocada por la ONU, ha coincidido en algo: hay certeza del 100 % de que la actividad humana basada en el uso de energías fósiles es la responsable del calentamiento global, advirtiendo que la pandemia del COVID 19 es una señal de que se debe cambiar esa forma de vida porque nos encontramos en el límite y el único camino es la transición minero-energética.

Pese a esta realidad se pueden implementar tres medidas fundamentales para afrontarla:

1.         Adaptación al cambio.
2.         Mitigación.
3.         Resiliencia.

Soportando los numerales anteriores en la afectación que Colombia podría tener siendo, según las Naciones Unidas, el segundo país con mayor biodiversidad por metro cuadrado y, al mismo tiempo, encontrándose entre los 10 países en el mundo con mayor vulnerabilidad frente al cambio climático.

La transición energética consiste en migrar desde la producción de energías de origen fósil (carbón, petróleo y gas natural) hacia las energías renovables de fuentes no convencionales (eólica, solar, biomasa e hidrogeno) como medida para disminuir el aumento de la temperatura en el planeta, determinando que el gas natural posiblemente sería el puente de la transición a las energías renovables, puesto que se afirma que es 40 % menos contaminante que los otros combustibles fósiles. La transición tiene 4 ejes principales, conocidas como las 4D:

  • Descarbonización de la economía.
  • Digitalización de los procesos.
  • Descentralización del sistema
  • Democratización, haciendo más asequible al servicio de fluido eléctrico, especialmente a la población más vulnerable.

Desde la OIT los parámetros que se establecen teniendo en cuenta los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), son entre otros: la implementación de trabajos decentes con más y mejores empleos, garantizando una transición justa para todos y todas. Además, hay que trabajar en Colombia sobre la deuda histórica respecto a la conexión eléctrica y la conectividad en los territorios, sobre todo en los rurales, pues siempre ha existido a pesar de los avances esta brecha en la calidad de vida, respecto a las ciudades. Para conocimiento de los lectores, recomienda consultar la Declaración conjunta de la Irena y la OIT.

Uno de los desafíos que plantea la comunidad internacional frente a la transición justa es el de instaurar la “licencia social” en los territorios donde se generen impactos socioambientales. Además,  es inminente la necesidad de repensar el modelo social y económico, en aras de reducir los altos índices de desigualdad, pues es evidente que el modelo actual no funciona y eso salta a la vista en las realidades del país. La transición energética justa es inherente a la transformación productiva del país, pues, aunque en el presente las industrias fósiles se sostienen, lo que les espera es la caída y con ello el desplome de la economía dependiente y extractivista de nuestro país.

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